No se en que película oí a un tipo decir, en que se parecían las opiniones a las pollas: todos tenemos una.
Las leyendas urbanas son así, todos conocemos alguna…
Pero este es mi bacilón: The Toysmaker
Se trataba de un muchacho bajito e inquieto, de ojos árabes y pelo indomesticado. El caso es que un dia en clase de historia del arte, descubrió que Salvador Dalí era un cachondo como él, porque pasando la página vió “el gran masturbador” el cuadro que siempre quiso colgar en su cuarto, sobre la mesilla de noche. http://www.culturageneral.net/pintura/cuadros/jpg/el_gran_masturbador.jpg
Fué desde ese día en que comprendió que el sexo con frutas no era inmoral. Que no había nada mejor que agujerear una sandía después de dejarla calentar en la azotéa al sol del verano. La frutofilia dejó entonces de ser un tabú y poco a poco fue probando géneros; cuando peor lo pasó fue con los cítricos.
Pero el sexo a edades tempranas, está lleno de misterios. El morbo parece crecer y casi todo es sugerente y suceptible de ser penetrado. Dice el dicho que en tiempos de guerra, cualquier agujero es trinchera. Y también los hay que se preocupan demasiado por el tamaño, pero como los buenos caratecas, Toysmaker sabía que lo importante no es el tamaño sino la técnica. Y por supuesto, lo que ha sido un salto evolutivo para la especie humana es la destreza en el manejo de herramientas.
Cuenta la leyenda que en aquel caluroso verano, una moza de vagina incandescente, no contenta con la insolación y el mas que posible melanoma; colorada como un langostino a la plancha, y ebria de calimocho y sex on the beach, acabó en un cuarto improvisado, compartiendo cama y fluidos varios, con toysmaker y su cuadrilla.
Hay una cosa que tiene el sexo en cuanto a penetración se refiere, los agujeros placenteros son limitados, a no ser que exista una parafilia relacionada con los agujeros de los oidos que yo no conozco. Razón por la cual, entre tanto lio de rabos, y agujeros, toysmaker la penetró con un plumero, que acabó con mas mierda que la escobilla del vater, ganandose desde ese momento el sobrenombre del jugetero. Para que tanto sexshop si tenemos la casa llena de objetos sugerentes. je je je.
Bueno onanistas, esto del plumero si que es sexo seguro, ni VIH ni embarazos no deseados, je je je.