Por la noche salgo a descubrir el curso difunto de la calle. Mientras la gente duerme, cuando la vida abandona la jungla de cemento, no es sino una fria roca, una masa inconcreta y exesivamente geométrica. como una continua obra de ingeniería que habitamos ajenos a sus visceras de ormigón.
Las luces de la calle son fuegos fatuos que susurran formas pardas, los sonidos, pocos y lentos, como un ronquido a coro de las gentes que duermen, solitarios.
De verdad que en la noche me siento miope, sordo… mudo.